El IPCo cumple 18 años. Parte 2

Hay coincidencias que duran muchos años y el haber coincidido en el IPCo ha sido una de ellas. Ayer 16 de marzo cumplimos 18 años de haber nacido como institución. Pero de la fecha de su creación a su operación efectiva tuvimos muchos más obstáculos de los que se saben.

El primero fue después de las elecciones de 2006. El partido del entonces Presidente Municipal perdió las elecciones locales y el proyecto se puso en riesgo. Dar continuidad a la creación del instituto dependía de cambiar la estrategia sobre el líder del proyecto. Debía ser una persona cuya calidad moral y técnica estuviera por encima de la etiqueta de un partido. Al querer formar una institución que hiciera planeación a largo plazo, el puesto de Dirección General no podía ser político.

Así llegó el nombre el Ing. Ríos Aguilar a la mesa. ¿Porqué un Director de tránsito podría ser un buen director de planeación? Por que no era la primera vez que le asignaban la tarea de crear una institución, conocía la administración municipal desde varios puestos de atención a la ciudad: obras, desarrollo urbano, tránsito, movilidad, etc, nadie podría cuestionar su capacidad.

Una semana antes del cierre de la administración 2006 lo vi sentado fuera de la oficina de la presidencia, con una camisa blanca, una libreta, con la ceja fruncida mirando hacia el techo, girando la mirada como si estuviera visualizando cosas. Sabía que le ofrecerían la Dirección y esperaba que él dijera que sí.

El 13 de octubre de 2006 el Presidente Municipal realizó la primera sesión de la junta de gobierno para nombrar los 3 puestos iniciales. Dos días después entregaría la administración a PRI de Mario Anguiano y un instituto sin nada más que un acta con 3 nombres: Jesús Rios Aguilar, Gisela Méndez y Ignacio Barajas.

El 16 de octubre empezamos a buscar cómo debe iniciar una institución. El nuevo Presidente Municipal tuvo filas de personas para pedirle cosas que llegaba hasta el jardín Libertad. Hablar del IPCo no estuvo por mucho tiempo en la lista de tareas.

Por el respeto que el personal del Ayuntamiento le tenía al Ing. Ríos lograron darnos un espacio de trabajo. Fue un tapanco que funcionaba como bodega o espacio abandonado, arriba de lo que era la oficina de pasaportes en el Portal Hidalgo, sin ventanas, iluminación y un vano que era un nido de palomas. Conseguimos un tablón de fiestas y 3 sillas tipo «Arce», en donde trabajamos por cerca de un año y medio.

Hacíamos de todo lo posible con nuestros recursos, desde definir qué era, que haría el instituto, cómo podría ayudar a la ciudad. El equipo del Presidente nos pedía que demostráramos qué podíamos hacer pero sin darnos ninguna ayuda. Teníamos toda clase de presentaciones sobre los problemas y soluciones para la ciudad, qué proyectos podrían hacerse para la administración, datos que pudieran servir a las demás áreas para sus planes operativos.

Las demás áreas del Ayuntamiento nos solicitaban ayuda porque necesitaban la opinión del Ing. Ríos por ser él, pero siempre con duda sobre mostrar un apoyo institucional a un IPCo que el Presidente Municipal no apoyaba. Tratamos de hacernos útiles para la administración .

El IPCo tenía un presupuesto autorizado de 600 mil pesos, pero no tenía la capacidad jurídica de ejercerlo. Hacerlo dependía del Presidente Municipal que no tenia intensión de voltearnos a ver. Ríos nos dijo que sería difícil pero que si estábamos convenidos podíamos hacerlo juntos. Yo era recién egresada de la maestría, daba una horas de clases en el Tecnológico de Colima que me pagaba como 2,000 pesos al mes cada 6 meses, pero era soltera aunque recién independizada de mi casa familiar. Nacho estaba iniciando su familia, su primera hija era muy pequeña y el Ing. Ríos tenía una familia que mantener. Nadie sabía cuánto tiempo iba a pasar antes de recibir un sueldo y de cuánto sería.

Con el paso de los meses los ahorros se acabaron y empezaron los préstamos y apoyos familiares para poder sobrevivir. Le apostamos a la calidad del trabajo pero llegó un momento donde eso no era suficiente. Fue cuando Ríos decidió tocar la puerta de alguien que podía influir en el cambio de parecer del Presidente Municipal y así fue. Después de año y medio, accedió a realizar la junta de gobierno donde se nos autorizaba ejercer el presupuesto.

El día que se hizo la Junta de Gobierno, Ríos y Nacho llegaron juntos mientras yo los esperaba en el tapanco-oficina. Su semblante era encajado y ahi me informaron que el Presidente había solo accedido a pagar un parte de los sueldos adeudados y que se había negado a que a mi se me pagara el salario que correspondía a mi puesto. Yo debía ganar menos que mi compañero con el mismo nivel de responsabilidad. Desbloquear el presupuesto y lograr los salarios era necesario, particularmente para quienes tenían responsabilidades en el sustento familiar, entonces se accedió.

Fuera de la injusticia laboral que eso representaba fue un acto de profunda desvalorización moral y profesional. Saberlo puso una carga muy pesada a mis espaldas. Esa desacreditación me acompañaría en cada ocasión que tuviera de empujar ideas o propuesta del IPCo ante las y los miembros del Ayuntamiento o del Cabildo que estuvo de acuerdo con esa decisión.

Mientras me comunicaban esa decisión, Ríos y Nacho se apresuraron a decirme que a pesar de esa decisión ellos compensarían esa diferencia con sus propios salarios. Más tarde, instalando ya nuestro Consejo Ciudadano presidido por Xavier Oldenbourg y como organismo descentralizado, se autorizó el Presupuesto detallado donde los salarios quedaban nivelados.

No fue la única vez que la Dirección sacrificó su sueldo por los demás. Años más tarde, mientras el IPCo crecía en miembros y en trabajo, al momento de hacer los presupuestos anuales conociendo cuánto el Cabildo autorizaría de presupuesto anual para el IPCo, lo primero que hacíamos era garantizar los aumentos o la certeza laboral del personal, eliminando los aumentos que correspondían a las Direcciones. Logramos tener hasta 15 personas, más lo que se acercaban para hacer servicio social o prácticas, quienes querían hacer sus tesis con nosotros, apoyos de universidades e incluso internacional. Generábamos más apoyos de lo que el IPCo tenía presupuestado.

Después de esa primera luz verde, pasaron varios meses en los cuales seguíamos trabajando en proyectos y buscando un lugar para el Instituto. Después de la renta, pudimos comprar muebles básicos, una impresora, con la presión más grande para producir proyectos, ideas, instrumentos que mostraran el valor de tener un Instituto de Planeación por que el periodo electoral siguiente iniciaba en pocas semanas y la supervivencia del IPCo era indispensable.

«Necesitamos vernos como un equipo formal del Ayuntamiento» y tener un apoyo secretarial era parte de ser una institución. No podíamos pagar esos salarios y coincidió que una secretaría de Cultura pedía su a cualquier otro departamento. Así llegaron Mary y Lupita al IPCo. Mary con la jubilación en algunos años y Lupita que iniciaba su camino en la administración municipal.

La alegría desbordante de Mary, su capacidad de conectar con el resto del Ayuntamiento y las ganas de Lupita de aprender cosas nuevas completó el primer equipo de 5 personas. Con ellas el IPCo se empezó a sentirse como una verdadera institución del municipio de Colima, pero también como una familia que tenía que crecer para lograr los cambios en la ciudad.

Y así comenzaron a llegar… Aina (relaciones internacionales) porque vio publicada las reuniones temáticas que teníamos con el Consejo Ciudadano, Marcelino (arquitecto) porque mientras daba clases fue mi alumno más brillante, Julio (economista) porque nos encontró en línea y decidió mudarse de Aguascalientes a esta nueva institución, Teresa (Comunicación) que nos conocimos accidentalmente, Esmeralda (Ingeniera) recomendada por un profesor de la UDC, Blanca (economista) que llegó a hacer servicio social, Candy, Liliana, las Angeles y desde Canadá Caitlin, Emma, Colin, Andrea, Brendan, Max, Bryan y muchos más que gracias al convenio que se había firmado en 2005 llegaron a Colima apoyados por el Gobierno de Canadá para ayudar a fortalecer la creación del IPCo.

Deja un comentario